Ley de Duelos en Uruguay

Ley de Duelos en Uruguay: Cuando los Políticos Defendían su Honor a Muerte - Historias Uruguayas

Esta es una historia bien Uruguaya, duelos a muerte entre políticos, presidentes, militares, dictadores, periodistas y doctores de renombre. Gauchos bravos con facón en mano pioneros en esta práctica.

Y no es cosa de un pasado muy lejano, la ley estuvo vigente y en plena práctica hasta 1992, sin embargo muchos políticos piensan que la ley de duelos tiene que volver, porque así deberían resolverse los problemas hoy en día (no es joda).

Voy a recorrer los orígenes de los duelos y cómo se han desarrollado en Uruguay a lo largo del tiempo. Una historia llena de sorpresas e injusticias. 

Los duelos existieron siempre, en criollo el duelo es dársela “mano a mano” contra otro aunque de una manera “legal”. En la historia existieron todo tipo de duelos:

  • Duelos en la edad media (las Justas)
  • Duelos en la era renacentista
  • Hasta hubo un duelo en un globo aerostático
  • Y los duelos más conocidos por todos; duelos entre cowboys

Historia

Para entender cómo llegamos a tener hasta hace pocos años una una ley vigente y en práctica que te ampara a matar a alguien en un duelo hay que remontarse a sus inícios.

Antes, cuando alguien te ofendía podías retarlo a duelo, esto estaba vinculado al honor y la venganza, sus orígenes son desde la edad media con el duelo judicial, que básicamente era un juicio por combate, que se usaba para resolver acusaciones que no tenían testigos o en ausencia de una confesión, el ganador de la pelea era proclamado como dueño de la verdad.

Si bien el duelo judicial ya era ilegal desde el año 1300, se continuó practicando principalmente en su modalidad más formalizada desde el siglo XV hasta las primeras décadas del siglo XX.

Con el tiempo las autoridades religiosas (obispos, presbíteros y diáconos) y civiles condenaban esta práctica y fue ilegalizado en las primeras décadas del siglo XX.

Los duelos se hacían entre personas de la clase social alta, que eran los que califican para hacerlo; si alguien de la clase alta era insultado por alguien de la clase baja aquel no lo retaba a duelo, sino que lo castigaba físicamente o mandaba a sus sirvientes a que lo hicieran.

Fuera de Europa los duelos los practicaban los gitanos, tribus de indios norteamericanos como los Navajos y otras etnias euroasiáticas.

Reglas

Los duelos se hacían con espadas, sables o pistolas dependiendo de la época. Pero un noble no podía batirse con un plebeyo.

Después de la ofensa, sea ésta real o imaginaria, el ofendido retaba a duelo al ofensor, lo hacía con un gesto insultante; golpear al ofensor en la cara con un guante, o tirar el guante al suelo delante de él, de esta manera estaba obligado a recoger el guante y aceptaba el duelo, o quedar deshonrado.

Cada una de las parte tenía que elegir a un representante de confianza (segundo, o padrino) que acordaría el lugar, cuyo principal criterio de elección era que estuviera aislado para impedir interrupciones y que a nadie diera el sol en la cara. Después había que acordar el tipo de armas que se iban a usar: espada, sable o pistola. El padrino que tenía calidad de testigo de fe, tenía que verificar las armas, las reglas y en caso de que su representado falleciera, hacerse cargo de su cuerpo para ser entregado a sus familiares y dar parte ante la autoridad.

Por la misma razón, los duelos se efectuaban tradicionalmente al amanecer. También era deber de cada parte comprobar que las armas fueran iguales y que el duelo resultara justo.

El duelo podía ser:

  • «A primera sangre», que terminaba cuando uno de los dos resultaba herido.
  • Hasta que uno quede «severamente herido», de forma que se encontrase físicamente incapacitado para continuar.
  • Ó «A muerte».

En el caso de duelos «a pistola», cada parte podía disparar un tiro. Incluso si ninguno acertaba el disparo, si el desafiante se considerase satisfecho, el duelo podía declararse terminado como generalmente sucedía. También un duelo a pistola podía continuar hasta que uno de los duelistas fuera herido o muerto, pero un intercambio de más de tres series de disparos era considerado bárbaro, además de ridículo por la falta de puntería.

La parte ofendida podía detener el duelo en cualquier momento, si creía satisfecho su honor.

Para un duelo de pistolas de un solo tiro, las partes debían ubicarse espalda contra espalda con sus armas cargadas en la mano, y caminar un número prefijado de pasos, volverse al oponente y disparar. Típicamente, cuanto más grave era el insulto, menos eran los pasos a caminar.

Los Duelos en Uruguay

El caso de los duelos en Uruguay era lo contrario a lo que se daba en otras partes del mundo, mientras en el resto del mundo la práctica era típica de la clase social alta, acá en Uruguay era cosa de Gauchos y como en todas partes, los duelos eran ilegales. Si te agarraba el patrón de la estancia o las clases dirigentes terminas hecho mierda de los azotes que te daban o directamente te metían preso. A diferencia de los duelos diferencia en Europa, los duelos de Gauchos no tenían demasiadas reglas o protocolos.

En estos duelos se usaba un facón en la mano y un trapo en la otra mano que usaba de escudo.

Los duelos en Uruguay existen desde épocas coloniales, seguramente traído por los inmigrantes europeos.

El objetivo era matar el honor de tu oponente haciéndole una mojada de oreja. No lo invento yo, lo dice wikipedia y podes verificarlo. La «mojada de oreja» es literalmente pasarle a tu oponente la mano mojada con tu propia saliva por la oreja.

Más adelante el duelo se va trasladando a las ciudades de clase social suburbana, a este duelo lo llamaban duelo “de punta y hacha”, está expresión la escuché muchas veces, el tango la incorpora en su cultura. Jorge Luis Borges y Enrique Amorim entre otros, escribieron en forma de prosa para eternizarla.

Después el duelo se siguió extendiendo por las clases altas que a diferencia de los duelos criollos, este tipo de duelos contaban con una serie de formalidades como las usadas en Europa.

Algunos duelos famosos del siglo XIX fueron:

  • Juan Zufriateguy y Juan Antonio Lavalleja en 1827, sin consecuencias.
  • Juan Carlos Gómez y Nicolás A. Calvo a pistola en Palermo (Buenos Aires) en 1856. Ninguno de ellos fue herido.
  • José Cándido Bustamante y Servando F. Martínez a pistola en 1866, en el que resultó muerto Martínez.
  • El periodista argentino Benito Neto y José Pedro Varela, en Buenos Aires en 1872, donde se encontraba exiliado este último. El duelo se realizó a espadas y no tuvo consecuencias graves para ninguno de ellos.
  • El ocurrido entre dos tenientes del ejército, Joaquín Tejera y Guillermo Ruprecht a pistola en 1892, en el que muere Tejera.
  • Eugenio Garzón y Carlos María Ramírez a pistola, en 1894 sin consecuencias para los contendientes.

En el siglo XX los duelos siguieron, siendo uno de ellos entre Juan Andrés Ramírez y el expresidente por dos períodos José Batlle y Ordóñez a pistola en 1919.

A Battle parece que le gustaba la sopa y tomó no uno sino dos platos de sopa, porque el duelo más famoso fue en 1920 entre José Batlle y Ordóñez y Washington Beltrán Barbat, desencadenado por una nota que Beltrán escribió sobre Battle. Beltrán murió como consecuencia del enfrentamiento.

Y vos dirás, pero si los duelos estaban prohibidos en Uruguay, el ex presidente comió cana por asesinato o lo molieron a latigazos como a los gauchos, bueno, si claro…, se resolvió con la ley 7.253 del 6 de agosto de 1920, conocida como «Ley de duelos», que básicamente reglamentaba los duelos y establecía las condiciones por las cuales podías hacer justicia en mano propia. En plenos años 20.

Y acá entremos un poco en contexto, y es que los duelos no se practicaban desde hacía décadas en el resto del mundo.

Pero ta, no pasa nada, todo sea con tal de salvar de la cárcel a una persona de la clase política.

El último duelo público en Argentina fue en 1968. Mientras tanto, la práctica de duelo en Uruguay se intensificaba, y se hicieron habituales los duelos entre políticos y militares uruguayos. 

De estos enfrentamientos se destacan los que tuvieron lugar entre Manuel Flores Mora y Julio María Sanguinetti, Manuel Flores Mora y Jorge Batlle (Ibáñez), Danilo Sena y Enrique Erro y entre Liber Seregni y Juan Pedro Ribas.

Existen otro varios duelos remarcables, pero sin lugar a dudas es muy tragicómico el que tenían acordado en 1902 el poeta Guzmán Papini y Zas con Federico Ferrando, pero al que Ferrando no pudo asistir debido a que unos días antes, su amigo, el escritor Horacio Quiroga, lo mató accidentalmente de un tiro cuando lo preparaba para la contienda. 

Spoiler: Horacio Quiroga se termina suicidando con cianuro, pero nada tiene que ver con el sentimiento de culpa por matar a su amigo.

Luego del duelo que no fue entre Fasano y Clavería  desató discusiones tanto en el ámbito nacional como internacional, que llevaron a que el 6 de julio de 1992, durante el gobierno del nacionalista Dr. Luis Alberto Lacalle, se aprobara la ley 16274 que dejaba sin efecto a la ley 7253 y ciertos artículos del código penal y por tanto los duelos volvían a ser considerados fuera de la ley, y la participación en cualquier nivel en uno era pasible de sanciones penales.

La cagada es que se cree que ahora hay un vacío legal, ahora la defensa del honor cae en el estado ya que las leyes actuales no son capaces de asegurar la preservación del honor de las personas, y la restauración rápida y eficiente cuando el mismo es dañado. Sobre esto, en una carta escrita en 1999 a la Suprema Corte de Justicia por el ex presidente Dr. Luis Alberto Lacalle y publicada en [8] decía

De todas maneras, hasta la actualidad no pocas personas han admitido que la Ley de Duelos, o alguna similar, podría llegar a analizarse, debido a que, según afirman, existe un vacío legal ya que las leyes actuales no son capaces de asegurar la preservación del honor de las personas, y la restauración rápida y eficiente cuando el mismo es dañado. Sobre esto, en una carta escrita en 1999 a la Suprema Corte de Justicia por el ex presidente Dr. Luis Alberto Lacalle y publicada en [8] decía “[…] Derogada la ley de duelos, recayó en el Poder Judicial la exclusiva tarea de defender el honor del particular, arbitrariamente vilipendiado, reparándolo en esos casos y condenando a quien lo lesionó ilegítimamente. Es notorio que han fracasado en tan básica misión. Nadie, no yo, nadie que haya sido agraviado en su honor ha encontrado una tutela en el Poder Judicial.[…]”. Entre otras de las personas que en algún momento han expresado que podrían considerar una ley equivalente a la Ley de Duelos, se destacan el ex presidente colorado Julio María Sanguinetti , el parlamentario blanco y ex vicepresidente Dr. Gonzalo Aguirre (quien escribió en un editorial del diario El País de 28 de marzo de 2005, que [9] “[…]Siendo los legisladores irresponsables por sus actos funcionales (Art. 112 de la Carta), los lesionados por sus dichos públicos no podrían llamarlos a responsabilidad en vía judicial. Ni al duelo podrían apelar, tras la errónea derogación de la ley de duelos, en 1991(sic) […]”) y el senador comunista Eduardo Lorier (este último, tras ser acusado de “travesti político” por un miembro de Asamblea Popular, en 2010, declaró a un programa periodístico“Quizás algún día se pueda recuperar la Ley de Duelo para zanjar este tipo de cosas como se debe. Nosotros no podemos dar el mal ejemplo ni contestar esas barbaridades ni tomar medidas personales”).

Más recientemente Mujica habló sobre esto y dijo estar completamente de acuerdo en que la Ley de Duelos sea nuevamente legal..