INDIO, también conocida como INDIO Bedford y Opel INDIO, fue una camioneta fabricada en Uruguay en 1970 por Horacio Torrendell y hasta 1977 se llegaron a fabricar 2.000 ejemplares en cuatro versiones o modelos diferentes.
Su nombre hacía alusión al indio charrúa y fue elegido por los trabajadores de la entonces General Motors de Uruguay que fue precisamente el lugar en donde fue fabricado.
La mecánica era importada, entre otros, se usaban motores de Chevrolet Chevette de 1400cc y 1600 cc.

Lo que sí se fabricaba en Uruguay (y por eso se consideró de fabricación nacional) era el chasis y la carrocería, carrocería que por cierto fue diseñada por Torrendell por encargo de la General Motors que le solicitó un chasis de estética austera, como la Tesla Cybertruck, pero digamo’ que de diseño ma’ criollo.
El INDIO no tenía una sola curva, ba!, ponele que tenía un par que pretendían serlo, más curva que la Cybertruck seguro, eso se daba por una limitante; no contábamos con una matricería sofisticada, así que la carrocería se armaba mediante el plegado de chapa, lo que explica el diseño rectangular carente de curvas. Sin embargo, esta limitante no comprometía su calidad, como diría el peyote, el INDIO era “duro como una tabla”, “duro como tipo que no habla”, “duro como…«… bue “…eso es espeso” [Puglia ha abandonado el blog].
Si a mi me pidieran diseñar la estética de un auto, teniendo en cuenta mi limitada capacidad intelectual haría un auto exactamente así, si como dibujo de gurí chico y no lo digo como algo malo, el diseño a mi me gusta, es directo, tosco, arcaico, estoico, es simple y eso a mi me gusta (posta), de hecho el diseño tirando a rectangular de los autos de los 80s me encantan. Como el Pajero este:
La Cybertruck se ve igual que la INDIO y encima sale un ojo de la cara, al menos el INDIO era el auto del pueblo; bueno, bonito y “barato”.
Y hablando de existencia, la razón de que existiera el INDIO era porque necesitábamos un vehículo resistente y asequible para la clase media, para el trabajador rural y trabajadores de la construcción.
El INDIO era un fierro, tanto así que aún se ve algún que otro circulando por nuestras calles.
Sus cualidades lo convirtieron en un vehículo popular entre los uruguayos.
Su diseño sencillo y robusto, combinado con un precio accesible, hicieron de él una opción atractiva.
Además bancaba 800kg de carga útil «incluido Ud. y 2 acompañantes con total comodidad» decía el póster publicitario, así que podían ir tres personas delante.
Sus cualidades en fuerza y agilidad eran enormes, como se puede apreciar en este video:
Una bestia pulseando a dos caballos criollos ¡pero mirá!.
Un toreador gauchesco, un matador de bondis, un verdadero diestro ¡mirá eso!
El INDIO te podía llevar a 120kmh, si capaz que alcanzarlos te llevaba 23 minutos, pero ahí está el mejor utilitario Made in Uruguay.
Lo más importante es que era un producto nacional (como esta web) y eso tanto en aquella época como a día de hoy, nos generó un gran orgullo (como esta web).
El creador del INDIO Horacio Torrendell reflexionó años después lo siguiente:
¿Por qué en América Latina, que tenía en ese entonces unos 350 millones de habitantes, no teníamos ni un auto de diseño propio cuando países con poblaciones mucho menores los fabricaban por millones y, no solo eso, sino que sus fábricas se instalaban en nuestros países para hacerlos?
El Bredford Indio fue más que un auto. Se convirtió en un símbolo de nuestra industria nacional, de nuestra capacidad de desarrollar grandes proyectos. Nos enseñó que somos capaces de construir grandes cosas, que la industria nacional es fundamental para el desarrollo, que genera empleo y fortalece a la economía.
El INDIO nos dio identidad nacional.
Y además es mejor que la Cybertruck.